Hay veces en
las que nos encerramos en un mundo lleno de sufrimiento y de dolor ¿Por qué? Quizás para llamar la atención, para que los demás
nos tengan lastima y se compadezcan de nosotros, como medio para chantajear a alguna
personas, o simplemente porque de verdad estamos cruzando por momentos difíciles.
La mayoría de
las veces, solemos quejarnos acerca de nuestros problemas ¿Qué si me paso esto…?
¿Qué si aquello….? Pero… ¿y que hacemos nosotros para resolver todas esas situaciones
difíciles en las que en un momento determinado nos vemos envueltos? Muy lejos de
esto al ser humano le encanta complicarse la existencia atrayendo nuevos
problemas hacia sí mismo. ¿Y qué es lo que pasa? Solamente nos preocupamos más,
o por lo contrario, nos deja de importar lo que acontezca a nuestro alrededor.
En algunas
ocasiones, el mismo ser humano comienza a engañarse a sí mismo, teniendo la
verdad frente a sus ojos, guiándose más por sus sentimientos que por su
razonamiento o viceversa, sin tomar en cuenta que debe de existir un equilibrio
entre estos dos aspectos tan importantes y fundamentales, de los cuales dependen
todas las decisiones que tomamos, tanto buenas como malas.
Nos dejamos
llevar por el momento, sin tomar en cuenta que todo acto trae consigo una
consecuencia y que más que vivir el presente tenemos que aprender a visualizar
una parte de nuestro futuro, para no andar como una balsa a la deriva en aguas
desconocidas sin tener ni las más mínima idea de dónde va a encallar.
Para hacer mas
entendible esto, visualicemos a una pareja en donde ella está enamorada y él “dice”
estarlo, pero detrás de ese falso espejismo, se encuentra alguien a quien le
gusta mentir y ser infiel. Ella lo sabe y aun así, hace caso omiso a la
realidad manteniendo su vista cegada, perdiendo de esta manera gran parte de su
dignidad y respeto hacia sí misma….
El relato
anterior, es un claro ejemplo de cómo muchas veces, en un fallido intento de ser
felices, nos comenzamos a adentrar en un pozo sin fondo, en donde vamos cayendo
cada vez más y más dentro de esa profunda oscuridad y no hacemos ni el más mínimo
esfuerzo por salir y ver de nuevo la luz y las cosas bonitas de la vida. ¿Por
qué? Tal vez, por la costumbre de sentirse siempre de esa patética manera. Pero…
¿y que pasara con aquella pareja en donde el tipo es un canalla y ella una
pobre mujer resignada a pasar el resto de su vida adentrada en un mundo sombrío
lleno de melancolía, tristeza, depresión y unos cuantos momentos de “felicidad”
para no perder el habito de estar “juntos”?
Dice una vieja
frase: “El perro siempre vuelve a su vómito”. Así es que, de cada uno de
nosotros depende si queremos ser como ese perro que por más asqueroso,
repugnante y enfermizo que sea, siempre vuelve y se come su vómito; o tenemos
la opción de comenzar a hacer las cosas de una manera adecuada, en la nos sintamos
bién, tanto con nosotros mismos, así como con los demás e inclusive reflejemos
esa sensación al mundo exterior. Una opción, en donde no provoquemos nosotros
mismos los momentos difíciles de los cuales mas adelante nos estaremos quejando
y lamentando, sino que vivamos la vida de una manera hermosa, disfrutando cada
momento al máximo.
"La vida es corta: besa despacio, ríe bien alto, ama
intensamente y perdona rápido"
By: Hope
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